Todo se desborda sin medida. Es Triana.
Exacto, Triana sin medida. Resulta muy difícil explicar con palabras lo que se siente viendo alejarse por la calle Pureza al Señor de las Tres Caídas.
La salida del Señor y sus primeros pasos son una mezcla de todo. Desde que terminan los sones del himno de España hasta que la banda del Cristo de las Tres Caídas enfila la calle Pureza, se vive lo que se dice todo a la vez en esos metros. La banda empieza a tocar y sientes lo que es la Triana cofrade, Triana explota. Observas sentimientos de recogimiento, alegría, respeto, sorpresa… Ves caras de admiración, de cansancio, de lágrimas, hasta de indiferencia de la persona que acompaña a otra que no perdona ver al Señor otro año más.
Es muy curioso asistir a todo eso a la vez. Hay silencio, hay risas, hay jolgorio, hay saetas, hay aplausos, hay un “callarse ya”, hay un “viva el Señor de las Tres Caídas”. Y si miras la calle, los edificios, hay carteles de publicidad medio deshechos en las casas cerradas, hay puestos de chucherías, hay grafitis, hay mantones en los balcones, hay flores adornando fotos enmarcadas del Señor y de la Virgen…
Y mientras los sones de la banda lo inundan todo en ese espacio tan corto y hacen que todo sea un conjunto. Que no falte ni sobre nada ni nadie. Es la salida del Tres Caídas.
I.C.
